Desde la Revolución Francesa, los pensadores
conservadores- han observado con alarma el surgimiento del público, al que llamaron
masas u otras cosas, " El populacho es soberano, y crece la marea de la
barbarie”. Escribió Gustave Le Bon. “El divino derecho de las masas está por
suplantar el divino derecho de los reyes" y también; " Los
destinos de las naciones son decididos hoy en el corazón de las masas, y no en
los consejos de los príncipes".
Desde entonces el Poder del Pueblo se convierte
en el objeto de intensos esfuerzos para controlarlo, dirigirlo, manejarlo e
intimidarlo progresivamente. A medida que la escala de las instituciones se ha
hecho más amplias y más centralizadas, son el rango y la intensidad de los
esfuerzos de los fabricantes de opinión. Las elites tienen a su alcance instrumentos
históricamente únicos de conducción y manipulación psíquica.
®🇱🇹/ " LA ESPINA DEL CAMUARO”.
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