NOTAS LABORALES
Atilio Hernández R.
EL CONFLICTO LABORAL EN
DIANCA
(PTO. CABELLO, 2013)
El
principal astillero nacional, realización del gobierno dictatorial del Gral.
Marcos Pérez Jiménez, se encuentra en terapia intensiva. Pese a las sucesivas
visitas de delegaciones iraníes y chinas, la modernización y relanzamiento de
DIANCA se ha convertido en una esperanza frustrada. DIANCA podría ser una
sólida fuente de empleo productivo y hacer un aporte significativo en el
quehacer económico. Pero, a duras penas, DIANCA ha sido una especie de
empresa-escuela donde se han formado técnicos y obreros especializados que han
ido a parar a otras empresas de la zona o fuera de ella.
En
el último medio siglo, DIANCA ha visto pasar dos administraciones, una militar:
la de la Armada Nacional (FANB), y una civil: la de PDVSA. Ambas administraciones han sido un completo
fracaso operacional y, lo que es más grave, se han visto envueltas en dudosas
contrataciones teñidas de corrupción donde destaca la adquisición de dos (2) grúas,
inadecuadas y costosas, que tal vez haya sido en los últimos tiempos el único
intento, en vida del Presidente Chávez, de inyectarle dinero para fines de
inversión.
La
nómina de DIANCA es excesiva para sus necesidades operacionales. El
clientelismo político de los gobiernos de la Cuarta y ahora de la Quinta
República la ha poblado de un personal que carece de oficio y lo asignan para
dirigir trabajadores que saben más que ellos acerca de las pocas labores que se
hacen en el astillero.
La
seguridad ocupacional de los trabajadores no está garantizado dado el deterioro
de las instalaciones y la inexistencia de un verdadero programa de
mantenimiento preventivo y correctivo. A consecuencia de ello, las labores se
vienen haciendo cada vez más riesgosas para la vida y salud de los
trabajadores.
Los
salarios son mínimos para la mayoría de los 1.300 trabajadores que laboran en
DIANCA, de 2.702 bolívares mensuales más una cesta ticket de 0,60 UT (Bs. 1.400) que no alcanza para cubrir el
costo de la cesta básica de alimentos que al decir del CENDAS frisa los 6.000
bolívares mensuales.
Desde
2008 se encuentra vencido el contrato colectivo. Tras la huelga de 2012, la
empresa hizo compromisos que no ha honrado sobre fondo de pensiones y pago de
diferencia de utilidades del 2011 y
2012.
Hartos
de engaños y cansados de la indolencia oficial, los dianqueros han declarado
una huelga de brazos caídos demandando justicia social. Es hora de que se atienda efectivamente las
necesidades de este numeroso grupo de trabajadores y sus familias,
principalmente un ajuste en la escala de sueldos del tabulador y mantener el
salario mínimo de DIANCA un 20 % por encima del salario mínimo nacional. Piden
además un bono compensatorio por el
retardo contractual de Bs. 30.000 para
cada trabajador.
Me
solidarizo plenamente con ese movimiento laboral y su nueva dirigencia
sindical.
Consultas por escrito en:
@atiliohernandez (Twitter)
0414-341 3641
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